Hoy después de un par de días, todo
parece indicar que el resultado no será mi piel desnuda, lo único cierto y
previsto es que el cuerpo me duele, no tanto como esperaba, pero si un poco…
Tengo que resaltar algo que me ha
impactado. El maestro dice: -Es importante saber despegar los pies del piso,
esto nos servirá en algún momento, sobre todo en el momento del tiempo final,
cuando llegue el juicio… y yo: -¿Hummm? Yo estaba convencida que era necesario
aprenderlo para moverme en el escenario. Luego trato de hacerme una imagen que
corresponda con lo que ha dicho y aparecen imágenes confusas, tal vez profanas o
sagradas. Muchos demonios salidos del averno persiguiendo a otros que aún no lo
son. Pero también hay ángeles y un paraíso en el que se pueden comer los frutos
prohibidos, igual ya no habrá un mundo nuevo, así que devorar manzanas
no ocasionará una ruptura que lleve de la felicidad al sufrimiento. O tal vez
el tiempo final estará cuando un meteorito impacte la tierra y sin darnos
cuenta quedemos o queden todos pulverizados, o cuando un grupo de
extraterrestres decidan colonizar la tierra. ¿Entonces para que me servirá
haber aprendido a despegar los pies del piso? No quiero dudar de lo dicho por
el maestro, así que vuelvo a concentrarme en las indicaciones, camino por el
espacio, voy despertando cada parte de mi cuerpo, siempre empezando por las
manos y terminando en los tobillos. Me aferro a mi cuerpo que me ayuda a
construir una frase que hable sobre lo sagrado para mí y luego invento una
despedida en un aeropuerto, ¿cierto que parece incoherente? Eso mismo he
pensado yo y sin embargo lo hago. Al final creo que lo único sagrado es que nos
encontramos todos los días a la misma hora, en el mismo lugar. ¿Lo profano? Que
estamos trabajando en semana santa… El resultado puede ser nefasto…
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