Notas: Dulces como la miel, fuertes como la lija

I

Quiero hundirme en el abismo de sus besos, dejar que el infinito no vaya más allá de nuestros cuerpos.

Quiero bañarme con su olor y sus caricias, dejarme estremecer por sus delicias.

Quiero hundirme en la belleza de sus besos, navegar en el enredo de su pelo.

Quiero ajarme la piel entre sus manos,  despréndame los dedos a mordiscos.

Quiero darle mi aliento en las mañanas y quedarme con todos sus suspiros.

Quiero fundirme con usted en un eterno orgasmo.

Quiero ser la envoltura de sus sueños.

Quiero hundirme en el abismo de sus besos.

II

Ruido en el silencio.

Ahora sólo queda ruido en el Silencio que harto de soledad deambula por el mundo, toca puertas cerradas carcomidas por termitas.

Ahora sólo queda un silencio viudo, huérfano que espera la mañana que no llega y en la noche escucha el eco de sus versos melancólicos que lloran tristes la larga despedida. 

Ahora sólo queda ruido en el Silencio que ensordece con gritos la memoria, que tortura con balas de metralla y asesina con odio la esperanza. 

III

Déjenme entrar, grito desde la puerta de la historia.

Déjenme probar un último aliento de esperanza.

Déjenme abandonado en esta calle, no toquen mis ropajes empolvados, no se manchen las manos con miseria.

Déjenme llenar de rabia los pulmones y vomitar frente a la burla de los mismos.

Déjense llevar hacia el abismo, no pregunten, no intercedan, lo que ustedes serán hace tiempo que está escrito.

IV

Ansiedad, el corazón palpita a mil por hora, el estómago se revuelve tanto como las ideas… las imágenes mentales son las mismas, circulares que circulan y no paran. Respiro, no sirve, el corazón va a emprender su pronto vuelo  propio.

V

El miedo recorre los rincones, se instala en cada vena, en cada arteria. El miedo lo posee todo, no hay mucho por hacer, encuentra todo lo que se esconde en las rendijas, observa todo lo que se mueve, recorre y señorea la ciudad, el país. El miedo sabe que nada podrá ocultarse bajo las piedras, bajo las camas, en los armarios. Señala con su índice firme, apunta y dispara.