Hay dolores sutiles y melancólicos,
los hay escondidos detrás de las puertas y en la oscuridad de los callejones.
Hay dolores ajenos que hacen llorar a muchos y otros que son despreciados y
omitidos por la humanidad. Hay dolores en el abandono y en la cercanía. Hay
dolores de otras generaciones que aún hoy nos llegan con la carga genética. Hay
dolores físicos y dolores del alma. Los hay de colores y formas, representados
en personas, situaciones, lugares, comidas, recuerdos. Hay dolores que se
esconden en la memoria durante muchos años y resurgen cuando menos lo esperas.
Algunos son suaves como el agua cálida del pacífico y otros ásperos como una
lija. Hay dolores recientes y lejanos. Hay dolor en las despedidas y en los
cierres, hay unos causados por el abandono y la cercanía. Hay dolores que no te
dejan dormir, comer, avanzar. Hay dolores ocasionados por personas lejanas y
cercanas. Los hay por tus decisiones y por las de otros. Hay dolores que nos
recuerdan que estamos vivos, hay otros que necesitamos para no olvidar nuestra
humanidad. Hay dolores…
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